martes, 31 de marzo de 2009

Oportunidades en tiempos de crisis: personas asumiendo protagonismo, comunidades modificando contextos.

Karina Fortete.
Centro de Formacion en Tratamiento Comunitario Brasil

En medio de una crisis económica mundial, que deja ecos en todos los niveles, representando una amenaza a la permanencia del modelo neoliberal como soporte político, económico e ideológico, se hace necesario desarrollar nuevos modelos de acción y sobre todo, nos plantea grandes desafíos.
Desafíos que tienen que ver con revisar nuestras formas de actuar, generar procesos articulados que nos permitan avanzar sobre los objetivos propuestos, así como identificar a las comunidades como escenario inmediato de intervención, reconociéndolas como grandes centros de poder, con grandes capacidades de transformación, en un proceso de empoderamiento, donde sean abandonadas las ideas hegemónicas y se de lugar a un protagonismo real, con participación activa, donde las buenas prácticas se conviertan en buenas políticas.
Parafraseando a Paulo Freire “ningún orden opresor soportaría que las masas comenzasen a decir por que?. Es necesario crear conciencia, fortalecer los movimientos sociales que generen masas y masas que ganen poder. Apostar a una desinstitucionalización del poder y de las decisiones, quebrando con el modelo preconcebido de traspaso del poder del Estado para el poder de las instituciones, en una tentativa descentralizadora, pero la cual ha demostrado que no es mas que un cambio de mando donde los pueblos, al mismo tiempo que son exigidos de estar incluidos en el sistema, quedan excluidos de la real toma de decisiones. Una expresión de Marisa Montero ilumina la reflexión:
“Se trata entonces de desplazar el centro de gravedad de las relaciones sociales desde el exterior de la comunidad hacia el interior, de manera que las comunidades organizadas ejerzan poder y desplieguen el control necesario para lograr las transformaciones deseadas en su entorno y en sus relaciones internas y externas”. (Montero 2006:35)
Es menester que el sector social sea movilizado, y pase de un estado de pasividad a un estado de actividad, donde ya no solo recibe, sino que propone y ejecuta, y sus acciones tienen influencia. Para eso es necesario un movimiento consciente, de superación de la apatía y fomento de las relaciones, en común unión, creando situaciones de igualdad que disminuyan el peso de la relación de poder, que los sectores dominantes ejercen sobre los dominados, en pro de una transformación social, que tiene infinita relación con la transformación del entorno y la posterior transformación de si mismo a través de un proceso de fortalecimiento de las comunidades.
“Definiremos al fortalecimiento, desde la perspectiva comunitaria, como el proceso mediante el cual los miembros de una comunidad (individuos interesados y grupos organizados) desarrolla conjuntamente capacidades y recursos para controlar su situación de vida, actuando de manera comprometida, consciente y crítica, para lograr la transformación de su entorno según sus necesidades y aspiraciones, transformándose al mismo tiempo a sí mismo. (Montero 2006:72)
Es en ese sentido, que tiene lugar en diversas comunidades brasileras, la diseminación del modelo Eco2 de Tratamiento Comunitario, por parte del Centro de Formação de Tratamento Comunitario do Brasil (en adelante CFTC).
A través de diferentes metodologías, adecuadas según el contexto de cada población, el CFTC ha iniciado un proceso de formación en la acción, en los municipios de Teresina, Joao Pessoa, Brasilia, Sorocaba y São Paulo, con importante impacto a nivel comunitario. Las características de las poblaciones difieren en cada lugar, se trabaja con grupos juveniles, de adultos Y de tercera edad, con movimientos homosexuales, y grupos heterosexuales, así como grupos religiosos, y con aquellos que no presentan una filiación específica. El abanico es grande y proporcionalmente a esa amplitud, son las oportunidades que surgen.
El CFTC adopta diferentes formas de intervención, que tienen que ver con formaciones específicas referente a las situaciones de vulnerabilidad social, desarrollo comunitario, descubrimiento de talentos y habilidades, así como también identificación de buenas prácticas que sean replicables en otras comunidades, y procesos de asesoría; procesos todos que están íntimamente ligados con una fuerte articulación en redes a nivel local, regional, nacional e internacional, con personas, grupos y organizaciones de diversos sectores.
Brasil es un país extremadamente complejo, al mismo tiempo que se encuentra entre los países mas ricos, integra la mitad mas pobre de los países en desarrollo, ocupando uno de los primeros puestos en el ranking de desigualdad social en el mundo. La renta de una persona rica es de 25 a 30 veces la renta de una persona pobre. Sin embargo, los intentos por cambiar esa situación y amenizar los efectos de tanta desigualdad estructural, son diversamente ricos.
La diversidad cultural y el espíritu de cooperación con el que cuentan los brasileños, ha dado lugar a la creación de importantes proyectos, programas, acciones para reivindicar tal situación. Existe un gran desenvolvimiento a nivel comunitario, con enfoques creativos e innovadores, alcanzando importantes resultados e impactando positivamente en la sociedad. Es por esas diversas razones, que el proceso del CFTC reconoce lo ya existente, y enfoca sus acciones a partir de ello, ya que comenzar procesos de cero, sería desconocer los grandes avances y las importantes acciones que se han desarrollado históricamente.
En el camino de retroalimentar los procesos, la formación en la acción que se desarrolla por parte del CFTC es un proceso fundamentalmente participativo y esencialmente dialéctico.
Participativo porque se alimenta y retroalimenta de las experiencias de todos y cada uno de los sectores participantes, sea esa participación directa o indirecta, porque se parte de la concepción de Paulo Freire de que:
“Ninguna pedagogía realmente liberadora puede mantenerse distante de los oprimidos, vale decir, hacer de ellos seres desdichados, objetos de un tratamiento humanitarista, para intentar a través de ejemplos sacados de entre los opresores, la elaboración de modelos para su promoción. Los oprimidos han de ser el ejemplo de sí mismos en la lucha por su redención”. (Paulo Freire,1970:34)
Dialéctico porque el conocimiento se relaciona directamente con la praxis permanente y viceversa, a través de la unidad: acción, reflexión, práctica y teoría que se encuentra siempre en movimiento.
En ese sentido, se trabaja a partir de la identificación de prácticas ya existentes y en la promoción de nuevas, conjuntamente con el reconocimiento de los participantes y protagonistas de los procesos, promoviendo una reflexión crítica y una interpretación de sus acciones, que sea coherente y propositiva; lo que compone una unidad que deviene en la formulación de nuevas alternativas, seguida de operacionalización y planificación, que den lugar al desarrollo de una planificación estratégica. Conseguido esto, se obtiene como resultado final, una práctica transformadora, que es posible solo, incorporando capacidad de autocrítica, reconocimiento de los logros y fundamentalmente, paciente y constante visión de proceso.
Como expresa Freire:
“Explicar a las masas su propia acción es aclarar e iluminar la acción, por un lado en lo que se refiere a su relación con los datos objetivos que le provocan, y por otro, en lo que dicen respecto a las finalidades de la propia acción. Cuanto mas descubren las masas populares la realidad objetiva y desafiadora sobre la cual debe incidir su acción transformadora, tanto mas se insertan en ella críticamente” (Paulo Freire,1970:34)
El proceso antes mencionado puede especificarse a través de tres pasos íntimamente relacionados: Práctica social, Teorización y Vuelta a la práctica. Se trabaja con grupos e individuos con experiencia, muchos de los cuales ya han desarrollados importantes acciones comunitarias, otros mas tímidamente, algunos de los cuales son líderes y han influido directamente en el desarrollo de sus comunidades. Se forman educadores pares, que son personas comunes, de lugares comunes, que quieren hacer la diferencia y tornarse protagonistas y participantes activos de los procesos.
La practica social se refiere al momento de entrada en comunidad, el conocimiento del territorio y sus dinámicas sociales, el reconocimiento de lo que acontece. Debe ser mirado con una visión amplia, cambiando las propias representaciones sociales y posteriormente las de las personas con las cuales se trabaja, profundizando en la propia concepción de las cosas, que permita observar y entrar en contacto con la comunidad, confrontando hechos, acciones y pensamientos, así como formas de ver y percibir el mundo, conociendo la realidad para posteriormente transformarla.
“Las acciones emprendidas por grupos organizados de una comunidad logran la obtención de algunos recursos y la satisfacción de algunas necesidades, al tiempo que ejercen también un efecto motivador en los miembros curiosos pero aún no convencidos, además de generar matrices de opinión que enfocan la atención y la opinión pública en las acciones ejercidas y en los problemas abordados”. (Montero 2006:53)
Se realizan procesos participativos, de educación popular, partiendo de la realidad concreta, de los sueños, deseos, y emociones, rescatando las redes subjetivas individuales para posteriormente identificar los recursos y posibilidades existentes. Cada grupo tiene sus características, sus tiempos y movimientos, sin embargo, todos comparten el mismo deseo de avanzar, comprometidos con causas comunes, mas allá de las individualidades, mas allá de las complejidades.
El proceso de teorización se compone de formaciones presenciales y a distancia, a través de la utilización de tecnologías de la información, en los lugares que es posible y otros métodos en los lugares que la geografía lo requiere. Con este proceso se pretende superar el conocimiento común, que a través de un proceso sistemático, permita descubrir las lógicas internas.
En ese sentido los formadores son vistos simplemente como facilitadores que acompañan los procesos que ocurren en comunidad, superando los antiguos paradigmas que colocaban a los agentes externos, como poseedores de un saber privilegiado.
Concordando con la concepción de Freire
"El educador ya no es solo el que educa sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del dialogo, con el educando, quien al ser educando también educa. Así ambos se transforman en sujetos del proceso, en el que crecen juntos y en el cual los argumentos de la autoridad ya no rigen. (…) Ahora ya nadie educa a nadie así como nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión y el mundo es el mediador” (Paulo Freire, 1970:61)
El camino de teorización se recorre a través de un proceso ordenado de abstracción y aproximaciones sucesivas, manteniendo la visión totalizadora, al mismo tiempo que se incentiva a realizar una visión crítica y socializadora de la realidad que, finalmente, fomenten la creación de pensamientos nuevos que generen impacto directo e indirecto en las diferentes poblaciones. Todo eso es acompañado de ejemplos que suceden en la práctica de cada uno, consiguiendo visualizar claramente la relación entre pensamiento y acción.
Posteriormente al proceso antes mencionado, se sigue lo que se llama de Vuelta a la práctica, que consiste específicamente en bucear entre los pensamientos y plantear acciones para avanzar dinámica y creativamente.
En palabras de Teresa Montero:
“…catalizar la organización y las acciones necesarias para que la comunidad use sus recursos, reconozca y emplee el poder que tiene, o bien busque otros recursos y desarrolle nuevas capacidades, generando así el proceso desde sí misma”. (Montero 2006:35)
El proceso de identificación y reconocimiento de prácticas sociales junto con la posterior teorización no se concretizan si no es a través de la puesta en práctica de todo lo analizado, y queda simplemente en posibles ideales en los que se invirtió diversos recursos. Es por eso que los resultados obtenidos durante esta parte del proceso, serán importantes indicadores de éxito o fracaso del transcurso realizado. En ese sentido, vale aclarar que no son procesos lineales, sino que se entrelazan permanentemente.
Parafraseando a Freire:
“Separada de la practica, la teoría se convierte en simple verbalismo. Separada de la teoría, la practica no es mas que activismo ciego”. (Freire)
Lo anteriormente mencionado responde a un innovador proceso de producción colectiva del conocimiento puesto en práctica durante el primer año de vida del Centro de Formación, con especial énfasis en la participación popular. Participación entendida en la concepción más abarcadora a la cual Montero hace referencia:
“…a la acción desarrollada por los miembros de la comunidad en función de objetivos generados a partir de necesidades sentidas y de acuerdo con estrategias colectivamente definidas, fundamentadas en la solidaridad y en el apoyo social. Tal acción va acompañada del surgimiento de liderazgos comunitarios” (Montero 2006:66)

El proceso de producción colectiva del conocimiento, consiste fundamentalmente en el fomento de los procesos participativos y la promoción humana, por medio de la potencialización del protagonismo popular, identificando problemas, analizando causas, consecuencias y efectos, al mismo tiempo que se gestionan recursos, planifican acciones, culminando en una posterior evaluación y sistematización que permita el análisis consciente y la diseminación de las buenas prácticas. Dicho proceso requiere una participación activa, eficaz, libre, consciente y crítica de todas las personas que forman parte del proceso, sean formadores, educadores pares, líderes comunitarios, equipos de trabajo, o representantes de organizaciones.
Esa producción colectiva, requiere necesariamente el eje transversal y permanentemente en desarrollo que es la articulación en redes. El desafío es grande cuando se trata de trabajar articulados con otros, sean estos organizaciones o personas, de los diferentes sectores y a diferentes niveles. Sin embargo, la experiencia muestra como el trabajo cooperativo redunda en una gran optimización de los resultados, generando mayores beneficios para quienes están inmersos en el proceso.

Al respecto, Itriago e Itriago (2000: 161) sostienen que:

"Las redes son el medio más efectivo de lograr una estructura sólida, armónica, participativa, democrática y verdaderamente orientada al bienestar común". (Montero 2006:177)
Desde el CFTC se trabaja orientados en una perspectiva holística donde los saberes particulares se tornan relevantes cuando se conectan con otros, y estos establecen ligaciones, desde una consciencia transdiciplinar. Es así que la riqueza del proceso consiste en la conjunción de diferentes actores, unidos por intereses comunes, cada uno con sus experiencias y bagaje de saberes, donde todos son importantes, y cada uno cumple un papel fundamental, siempre en busca de establecer relaciones cada vez mas horizontales que reivindiquen las eternas relaciones de poder existentes entre dominados y dominadores.
En ese sentido, durante todo el proceso formativo y acompañamiento posterior se incentiva a la formación de redes y/o participación en las ya existentes, generando nuevos mecanismos de cooperación, creando mas confianza en los procesos participativos, promoviendo el espíritu abierto que ellas poseen, lo que facilita la interacción ya que son dinámicas y poseen estructuras flexibles; concientizando acerca de la responsabilidad comunitaria y social que se hace necesario asumir, fundamental, aunque no exclusivamente, en tiempos de crisis.
Como dicen Itriago e Itriago refiriéndose a las redes comunitarias (2000: 38)

“son un tejido vivo, integrado por comunidades, ergo seres humanos", cuya textura es activa, "llena de vida". Estos autores hacen referencia a la amplitud de su estructura, en la cual junto con las personas naturales, caben también las personas jurídicas, sin establecer jerarquías entre ellas, pues crean una estructura horizontal (Itriago e Itriago, 2000: 39)”. (Montero 2006:177)

Las redes por sus características, presentan una opción muy interesante de organización de la comunidad, que puede tornarse extremadamente benéficas para quienes participan de ellas, redundando en beneficios directos e indirectos para las comunidades. Se trata de organizar recursos, de caminar hacia objetivos comunes, interactuando unos con otros, alcanzando óptimos resultados cuando ellas son participativas, representativas y están en consonancia con lo que la comunidad quiere y espera de esta nueva forma de organización.
La experiencia con los grupos trabajados ha mostrado casos donde diversas organizaciones pensaban que trabajaban en red, pero a partir de algunos ejercicios realizados en las formaciones, perciben que no es exactamente como pensaban, y que a veces, aún trabajando juntos no realizan trabajo en red, identificando en diversas ocasiones que las relaciones no son exactamente recíprocas. Por otro lado, otros grupos haciendo el mismo análisis y ejercicios descubren que tienen mucho mas cosas en común, de las que percibían, interactuando de forma espontánea y demostrando la formación de nudos fuertes, con apertura para la ampliación de ese entramado.
Retomando a Montero:
“El estudio de las redes comunitarias se nos presenta entonces como un modo distinto de ver la actividad de las comunidades, que supone un tipo de organización compleja tanto en el nivel social como en el local. Esto implica lo que Saidón (1995: 203) llama "pensar en red", es decir, asumir "un pensamiento acerca de la complejidad, que tenga en cuenta la producción de subjetividad social en los más diversos acontecimientos" (1995: 205). Implica también, continuando con este autor, una manera diferente de asumir la organización previendo una consistencia distinta de carácter "inventivo" y "nómade". Estas expresiones exigen un comentario. Los dos calificativos introducidos por Saidón nos parecen muy apropiados para describir la posibilidad creativa de las redes. Su peculiar estructura de extensión descentralizada permite incorporar en muy diversos papeles a muchas personas, razón por la cual se multiplica la posibilidad de obtener respuestas no sólo variadas y originales, sino incluso inesperadas, pudiendo presentarse en diferentes lugares de la red”. (Montero, 2006: 179 – 180)

Lo anteriormente descrito muestra como, con una visión amplia de criar impacto y fomentar la participación popular, a través del empoderamiento de las personas y sus comunidades, el CFTC invierte en las personas, sus proyectos, sus recursos, sus talentos y habilidades, sus redes y potenciales, lo que ha facilitado la adherencia de individuos y grupos, abriendo posibilidades de amplitud, pudiendo planificar acciones de alcance nacional en el corto y mediano plazo, asumiendo nuevos desafíos, que redunden en la mejora de la calidad de vida de los diversos sectores poblacionales.
Momentos de crisis también ofrecen nuevas oportunidades, surgen movimientos, rupturas y desafíos; mientras las inversiones internacionales son retiradas de los países latinoamericanos, existen personas asumiendo protagonismo y comunidades modificando contextos.

BIBLIOGRAFIA
Freire P. (1969) La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI – Editores,
México.

Freire P. (1970) Pedagogía del oprimido. Siglo XXI – Editores, México.

Freire P. (1997) Pedagogía de la Autonomía. Siglo XXI – Editores, México.
Montero M (2006) Teoría y práctica de la psicología comunitaria. La tensión entre comunidad y sociedad. Paidos, Buenos Aires

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